jueves, 17 de mayo de 2012

El debate de las publicaciones científicas II: ¿competitividad = avance?

     El artículo "investigadores de Amgen consiguieron confirmar los resultados de tan sólo seis de los 53 'estudios de referencia' sobre la investigación del cáncer preclínico" (analizado aquí) no es solo una crítica de los sesgos que amenazan los resultados publicados por tantos y tantos investigadores en cuanto a ciencia se refiere, es un claro reflejo de la presión del sistema de "factor de impacto" sobre las publicaciones científicas.

    La Biomedicina, y la ciencia en general, está siendo expuesta a una competitividad agresiva de forma general (y mundial). El sistema tiende a premiar los resultados "positivos" que sean más vistosos. Un "no-cambio" no es publicable, no es interesante, cuando realmente los negativos son muy significativos (pero ciertamente los investigadores los descartamos más fácilmente ya que nos vemos sometidos a las presiones de las revistas). Es la pescadilla que se muerde la cola: resultados buenos dan buenas publicaciones, que aumentan la posibilidad de más financiación (y contratos), lo cual facilita el diseño de proyecto más competitivos, que suelen proporcionar resultados buenos, cerrando así el círculo.

     Pero a la ciencia le pasa como a todo últimamente, en vez de luchar por un bien común, se lucha cada vez de forma más individual, por que el sistema empuja, e incluso obliga a que así sea. Precisamente ahora, en este momento de crisis en el que las reservas de fondos para ciencia sucumben a la presión de los mercados, es cuando más se agudiza la competitividad, ya que los investigadores no sólo nos jugamos la financiación de proyectos, sino también nuestra propia continuación en la ciencia.

     Que hacen falta, como dice el artículo, más réplica, pues cierto es, más autocontrol, más autocrítica, pero ni hay tiempo, ni hay dedicación exclusiva a una línea, ni hay dinero, ni hay recursos suficientes, al final se tiende a optimizar los recursos de forma ya exagerada, llegando a ser alarmante, a trabajar en 3 o 4 líneas diferentes, lo cual no facilita el trabajo científico, y en tiempos que muchas veces son demasiado cortos, ya que los proyectos suelen ser a 2-3 años.

     Esta corriente crítica con las publicaciones no es nueva y la aplaudo, aunque puede llevarse la reputación de muchos grupos por delante, grupos que, probablemente, trabajarían mucho mejor sin la presión a la que se le somete al sistema.

     

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